Formas de enmarcar la memoria en la obra de Enrique Ochoa
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LiteraturaResumen
¿Alguna vez han sentido la urgencia de escuchar o leer ciertas palabras? Enriqueta Ochoa (Coahuila 1928-2008), tuvo la urgencia de escribir, hacer perenne su relación con Dios y en función de esta, todo lo que acontecía en su vida. Entre su primer libro, Las urgencias de un Dios (1950) y el segundo, Los himnos del ciego (1968), hay una distancia de 18 años que guarda preguntas planteadas desde la mística hasta su vida cotidiana. Supo hacer canto el miedo que usualmente hacen de la mirada de Dios.
Ella tuvo su propia experiencia con él, y así lo manifestó: “Dios es mi inseparable, / mi más íntimo compañero / de juegos y de
lágrimas: / el más constante y tierno, más rebelde y sumiso.” Esa familiaridad con Dios es el sello en su obra y atraviesa la mayoría
de su poética, porque como lo profesan los católicos: Dios está en todas partes y eso incluye la poesía.
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